Costalero: dícese, según la Real Academia Española de la Lengua, del esportillero o mozo de cordel, especialmente el que lleva a hombros un paso de una procesión.
Ellos son los pies de la Reina de los Cielos, ellos son los
pies del Señor, ellos son los claveles que alivian sus pisadas, ellos son los
corazones de oro que llevan a la Virgen y a su Hijo.
Los costaleros son los legionarios de la Semana Santa, pero
ellos no llevan armas; sus únicas armas son un costal, las zapatillas de
esparto y la faja de liar.
Pero como todo en esta vida, el ser costalero también requiere
un esfuerzo y para ellos todos los fines de semana próximos a la Semana Grande
se reúnen los costaleros para poder ensayar las chicotás, revirás, saludos,
levantás, etc. Pero lo más bonito de los ensayos no es la técnica o el trabajo,
sino las amistades y enlaces que se producen entre amigos y compañeros del
costal. Y aquí el buen costalero es el que aprieta los dientes, trabaja en
silencia y aguanta el peso siempre arriba y cada vez empujando más para arriba
para ayudar al compañero que lleva al lado.
La profesión de costalero es una profesión de sacrificio, de
compañerismo y sobre todo de amor y de fe.
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