Hoy nos disponemos a llevar a cabo la que es ya la novena entrevista del ciclo dedicado a capataces y costaleros de nuestra Semana Santa. En esta ocasión tenemos el honor de tener con nosotros a uno de los grandes del martillo: Jose Luis Serrano Herrera. Se trata de un gran capataz en nuestra ciudad. También tiene una gran experiencia como costalero...
-Cruces de Pasiones Nazarenas: Bienvenido a nuestro ciclo de entrevistas,
Chefo.
-Jose Luis Serrano
Herrera: Muchas gracias por invitarme a participar en este ciclo de
entrevistas, muy interesantes y enriquecedoras por los entrevistados que me han
precedido. Os agradezco tu presentación, pero yo en esto no soy para nada un
grande. Todo lo contrario. Sólo soy un
cofrade enamorado de la Semana Santa que intenta aprender todos los días y
aumentar mis escasos conocimientos de esto.
-C.D.P.N: En primer lugar vamos a analizar tus andaduras como
costalero y posteriormente, tu labor
como capataz.
¿Dónde haces tus primeras chicotás? ¿A qué se debió la decisión de
meterte debajo de un paso con tu costal? ¿Por qué
en ese paso y no en otro?
-J.L.S.H: Mis primeras
chicotás fueron debajo de las trabajaderas de la Virgen del Consuelo. Siempre
me había llamado la atención el mundo de abajo y entré en la Cofradía de la
Flagelación, que era una hermandad nueva donde se hacían las cosas de una
manera diferente al resto. Desde el principio me vinculé estrechamente a esta
Hermandad y a sus Titulares, viviendo y soñando con la Semana Santa todo el
año y mi manera de participar el
Miércoles Santo fue siendo los pies de la Virgen.
-C.D.P.N: ¿Qué piensas que es necesario debajo de un paso además de la
fe en quien llevas arriba?
-J.L.S.H: Afición, pues
sin ella no te puedes meter debajo de un paso. Sólo con devoción el sitio
adecuado es el de nazareno o de acólito,
pero no de costalero. Pero esa afición debe ser bien entendida, como tener
ganas de ir a ensayar, cuidar la ropa, cuidarse físicamente, saber que los
pasos no son sólo izquierdazos o costeros, sino que hay que andarles y hacerlo
bien, saber que hay momentos duros en
los que se sufre y que es ahí cuando hay que sacar la raza costalera y tirar
para arriba y no en la barra de los bares. Afición para tener ganas de aprender
siempre, para saber que no se es más por ir de costero o en un zanco, que no se
es mejor costalero por sacar un paso en Sevilla o con determinados capataces.
Afición para saber cuál es el sitio del costalero dentro de la cofradía,
trabajando en silencio, con disciplina, obediencia y sirviendo a la hermandad
desde la trabajadera.
-C.D.P.N: ¿Que cofradías sacas a la calle en la actualidad? ¿Y en el
pasado?
-J.LS.H: En la
actualidad sólo saco cofradías de gloria, en concreto la de la Virgen de la
Cabeza y la de la Virgen del Carmen. Anteriormente fui costalero de la Virgen
del Consuelo, del Nazareno, de la Amargura y de la Virgen de la Caridad.
De negro he sacado el
Corazón de Jesús, la Virgen del Consuelo, la Virgen de la Alegría y en la
actualidad soy el capataz de Nuestro Padre Jesús de la Bondad.
-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar debajo de los pasos a
lo largo de tu trayectoria como costalero?
-J.L.S.H: Anécdotas y
recuerdos hay muchos, compartidos con mucha gente, unos jocosos y otros no
tanto. Los primeros años en la Flagelación fueron muy duros, con un recorrido
más extenso que el actual y la cuadrilla no sólo hacíamos la corrida de mármol
a mármol, sino que la hacíamos con huecos debajo del paso, pues la cuadrilla
estaba incompleta. Pero la memoria es caprichosa y selecciona los buenos
momentos vividos bajo los faldones y se olvida de los malos ratos. Si tengo que
recordar una anécdota, me quedo con una que se produjo en una de mis primeras Semana
Santa bajo la Virgen del Consuelo. En aquellos años las vacaciones escolares
eran como las han establecido este año, es decir, que empezaban el mismo
Miércoles Santo. Estaba estudiando la carrera y me pusieron un examen el
Miércoles Santo por la mañana. Eso no impidió que marchara a Sevilla el Domingo
de Ramos y al volver el Lunes Santo me entraron las prisas de última hora por
estudiar. Me quedé casi toda esa noche en vela y la del Martes Santo también,
con lo que después del susodicho examen me presenté en el guardapasos tras dos
noches casi sin pegar ojo. Cuando el Señor de la Bondad estaba haciendo el
saludo en San Pedro, la Virgen tuvo que aguantar un pequeño parón, con lo que
yendo en el costero izquierdo, para aguardar con paciencia a que levantáramos
otra vez, me senté en el suelo, apoyé la cabeza en la zambrana y… ¡me quedé
dormido!
-C.D.P.N: ¿Piensas que el ser costalero es un trabajo de "ser más
que nadie" por llevar a tu titular o, por el contrario, piensas que el
costalero debe ser sufridor, humilde y callado?
-J.L.S.H: En las
Cofradías el único que debe “ser más que nadie” es Él o La que van arriba. El
resto somos meros servidores de Ellos, prescindibles en cualquier momento. El
trabajo del costalero, casi por definición, es anónimo. Ningún costalero puede
sentirse más que nadie, pues su trabajo es en equipo y por sí solo no vale de
nada. Por otro lado, anteriormente ya he dicho como debe ser un costalero con
una afición verdadera.
-C.D.P.N: Técnicamente hablando, ¿cómo te gusta la ropa hecha; altura
de la visera, ancho, estrecho, de saco, de
arpillera, de manta…?
-J.L.S.H: El material
creo que es cuestión de gustos y lo dejo al criterio del costalero, que es el
que tiene que elegir con el que más cómodo esté. La arpillera me gustan las que
están sacadas de los sacos de café, pues creo que son consistentes y no bajan
el trabajo, mientras que algunas sintéticas son demasiado blandas y poco
resistentes. Que la tela sea de dibujitos en mi Cofradía no me molestan, aunque
los costaleros deben saber a qué tipo de cofradías van a trabajar. Si bien es
cierto que hay algunos costales de fantasía bastante horteras.
Y técnicamente la ropa
debe ir en su sitio, es decir, donde te iguala el capataz. Para ello el costal
debe tener unas medidas y la morcilla también. No me gustan las viseras que
bajan por debajo de las cejas, dejando ciego al costalero, pues cuando arría el
paso o salen de relevo, al querer mirar por dónde van o a quien les está
hablando, echan la cabeza hacia atrás y fuerzan el cuello generando una tensión
en los músculos cervicales innecesaria y que se puede evitar.
Además de la ropa, me
gusta que mis costaleros trabajen con deportivas y no con esparto, pues creo
que son mucho más cómodas y protegen mejor el pie.
Y no me gusta la
pinturería de llevar los pantalones arremangados hasta la rodilla.
-C.D.P.N: Puestos a elegir, ¿con qué dinastía de capataces te
quedarías? ¿Por qué?
-J.L.S.H: Con todas y
con ninguna en especial. Es cierto que Antonio Santiago y los Villanueva están
por encima del resto, y creo que lo están no sólo por sus conocimientos, sino
por haberse sabido rodear de gente magnífica (como Ernesto Sanguino) o porque
la saga mejora con los hijos (Antonio Villanueva, el hijo de Manolo). Creo que
están por encima del resto por méritos propios y de manera totalmente
justificada. Pero siendo estos capataces la referencia, me gusta fijarme en
todos y no centrarme en uno en concreto. Además creo que hay gente demasiada
fanática en esto de los capataces, como si fueran equipos de fútbol,
estableciendo unas competiciones y unas rivalidades que no termino de entender.
Al no trabajar ni pretender hacerlo con nadie, me fijo en todos, procurando
aprender de lo bueno e incluso de las cosas menos buenas. Además, hay pasos
como el misterio de Monserrat, el Cristo de la Sangre o el palio de los Gitanos
que andan de categoría y no tienen capataces estrellas delante. Hay muchas
cuadrillas que están mandadas por gente desconocida, pero que realizan un
trabajo magnífico y pasean sus pasos incluso mejor que los que son mandados por
determinadas dinastías.
-C.D.P.N: Y ahora antes de comenzar con tu otra faceta cofrade, la de
capataz, vamos a soñar un poco… ¿En qué cofradía te
gustaría salir de costalero?
-J.L.S.H: Un sueño
costalero ya lo cumplí, que fue serlo de la Virgen del Consuelo. Y otro por
cumplir sería serlo del Señor de la Bondad.
Y puesto a soñar me
gustaría sacar pasos que jamás sacaré. El principal sería la Virgen del Prado.
-C.D.P.N: ¿En qué momento decides ponerte al frente de una cuadrilla?
¿Qué o quién te lleva a tomar tal decisión tan
responsable y a la vez bonita?
-J.L.S.H: Como capataz
del Señor de la Bondad llevo 8 años, pero anteriormente fui segundo de Pastor en
la Virgen del Consuelo y en el Corazón de Jesús, que fue donde empecé de la
mano de Juan Carlos Mora en 1997. La razón fue sacar por primera vez al Corazón
de Jesús, por afición y por intentar trabajar los pasos de otra manera.
-C.D.P.N: Como todos sabemos eres capataz del paso de Nuestro Padre
Jesús de la Bondad. ¿Qué es para ti poder tener en tus manos el martillo de tal
paso?
-J.L.S.H: Es una
responsabilidad enorme, pues es el paso de referencia en nuestra Semana Santa,
por todo lo que supuso y cambió en nuestras cofradías su estilo y su
personalidad en la calle. Es un paso muy duro y muy pesado, donde hay que
cuidar cada detalle y mimar al costalero.
También es una
responsabilidad muy grande pasear la devoción de mucha gente, la cara que ve
mucha gente cuando reza. Pero también es gratificante, sobre todo al ir rodeado
de amigos como Hilario y Soriano y otros mucho debajo del paso.
-C.D.P.N: Desde el punto de vista como capataz, ¿qué consejo les
darías a los jóvenes de quince y dieciséis años que acuden a las igualás a
pedir trabajo?
J.L.S.H: El primero es
que se esperen a tener 18 años o a tener el cuerpo hecho. Hay chavales con 16
años que están completamente desarrollados y no tendrían demasiados problemas
de meterse debajo de un paso. Pero que no tengan prisa, no se metan en tres o
cuatro pasos de golpe, aprendan, sean obedientes y mantengan su ilusión.
-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar delante de los pasos
a lo largo de tu trayectoria como capataz?
-J.L.S.H: Anécdotas hay
muchas, pero me quedo con el momento de entrar mi Hermandad en la Catedral
durante el Congreso Nacional de Cofradías, momento que lo viví delante de la
Virgen del Consuelo, pues tuve la suerte y el honor de ser invitado a formar
parte del cuerpo de capataces para tan extraordinaria ocasión.
-C.D.P.N: En aspectos generales, ¿qué opinión te merece que aún haya
cofradías que cogen al primero que se les pasa por la
cabeza y le nombran capataz? ¿Crees que una persona de buenas a primeras puede ser nombrada capataz o que debería empezar como
auxiliar de algún maestro del
martillo?
-J.L.S.H: Lo primero
que hay que decir, es que los capataces, al igual que a los hermanos mayores o
miembros de la junta de gobierno, los juzgamos en la mayoría de los casos por
amistad. Los que son amigos son buenos y los que no los son, son malos. O por
las historias que cuentan en la barra de los bares, sin fijarnos en si los
pasos andan de una manera o de otra.
Juzgar de manera
general algo tan heterogéneo es muy difícil y habría que ir caso por caso. Pero
sí es verdad que se han elegido capataces sin experiencia de ningún tipo ni
conocimientos, lo cual es perjudicial para todos.
Lo ideal es empezar de
auxiliar y coger experiencia al amparo de otro capataz. Aunque esto de elegir
capataz da para mucho más del espacio que pueda tener esta respuesta. En muchas
ocasiones el capataz elegido es al decimoquinto a quien se lo han propuesto,
pues las juntas de gobierno se
encuentran con la negativa de capataces que supuestamente están preparados. Y
quien acepta lo hace por amor a su cofradía, al ver que nadie quiere hacerse
cargo de la cuadrilla, aún a sabiendas que no está capacitado para hacerlo.
No obstante, se suelen
cargar las tintas contra los capataces, en la mayoría de los casos con razón.
Hemos establecido que los costaleros son los buenos en una cuadrilla y el
capataz no tiene ni idea. En ocasiones los capataces somos como los
entrenadores de fútbol, que los hacen buenos los jugadores. Hay costaleros que
se doblan en cuanto el paso se deja querer, pero que salen porque no hay donde
elegir. Hay cuadrillas más o menos completas cuyos costaleros no acuden a los
ensayos. El costalero se hace ensayando y la falta de afición y de
responsabilidad de muchos hace que no se preparen como es debido y el día de la
procesión se vengan abajo a la mínima dificultad. Hay muchos aspectos que no
dependen de que el capataz sea bueno o malo. Es un debate interesante, en el
que todos los que formamos parte de este mundo debemos hacer examen de
conciencia y ver dónde fallamos
Y aparte de empezar
como auxiliar, hay otros factores digamos innatos para hacerse buen capataz.
Con salir en Sevilla de costalero o conocer a tal o cual costalero o capataz
famoso, no te hacen bueno a ti. Hacen
falta otras cosas.
-C.D.P.N: Pues esto es todo Chefo. Muchísimas gracias por tu
colaboración con nuestro blog.
Un fuerte abrazo y a seguir siempre de frente.
-J.L.S.H: Muchas
gracias por darme voz en este blog. Ha sido un placer. Un abrazo.
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