Hoy nos disponemos a
llevar a cabo la que es ya la décima entrevista del ciclo dedicado a capataces
y costaleros de nuestra Semana Santa. En esta ocasión tenemos el honor de tener
con nosotros a un hombre de los del traje negro pero a la vez de los de grande
de debajo del faldón: Jesús Murazábal Hernández. Se trata de uno de los buenos
capataces en nuestra ciudad, gran conocedor de este bonito mundo. También tiene
una gran experiencia como costalero...
-Cruces de Pasiones Nazarenas: Bienvenido a nuestro ciclo de
entrevistas, Jesús.
-Jesús Murazábal
Hernández: Muchas gracias por contar conmigo en este ciclo de entrevistas sobre
este mundillo que tanto nos gusta. Agradezco tu presentación, pero tengo que
matizar, que no hay nadie que se merezca el calificativo de “grande debajo del
faldón”, puesto que debajo del paso es un trabajo en grupo y lo único grande de
verdad, es lo que llevamos arriba.
-C.D.P.N: En primer lugar vamos a analizar tus andaduras como
costalero y posteriormente, tu labor
como capataz.
¿Dónde haces tus primeras chicotás? ¿A qué se debió la decisión de
meterte debajo de un paso con tu costal? ¿Por qué
en ese paso y no en otro?
-J.M.H: Desde que nací
estoy vinculado a la hermandad de Ntra. Sra. de Los Dolores, de la Parroquia de
Santiago. Salí de nazareno desde muy pequeño y cuando sacaron por primera vez a
la Virgen a dos hombros, ya me llevaba por entonces mi padre a ver los ensayos,
y empezó a entrarme el gusanillo. Hasta que en el año 1.992 iniciaron el
proyecto de llevarla a costal y me animé a meterme.
-C.D.P.N: Sabemos que en estas fechas coges tu costal, te montas en el
coche y viajas a Sevilla a ensayar con alguna cofradía.
¿A qué hermandad vas a ensayar? ¿Por qué esa hermandad; titular, capataz, amigos…?
J.M.H: Hace poco más de
veinte años, comencé a bajar a Sevilla, junto con un grupo de amigos, a lo que
vamos todos, a aprender. Por aquellas fechas ya me gustaba acercarme a ver los
ensayos de San Gonzalo. De ahí empecé a vincularme de lleno en la hermandad,
titulares, ambientillo, el trato con la gente, hasta que un día decidí probar a
pedir hueco. Conseguí entrar en el misterio de San Gonzalo, después de varios
años bajando sin éxito.
-C.D.P.N: ¿Qué piensas que es necesario debajo de un paso además de la
fe en quien llevas arriba?
-J.M.P.H: Como bien
dices, sin fe no es entendible ir debajo de un paso. A parte de eso, la
afición, el compañerismo, facultades físicas, técnica, y una cosa que valoro yo
bastante, ser fuerte mentalmente, porque cuando vienen los momentos duros
debajo del paso, la cabeza funciona mucho.
-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar debajo de los pasos a
lo largo de tu trayectoria como costalero?
-J.M.H: Me acuerdo que
en mi primer año en San Gonzalo, cuando veníamos de vuelta por el Puente de
Triana, yo escuchaba a la gente decir, “que tiemble el puente”, sin saber a qué
se referían, hasta que hicimos la levantá y en pleno esfuerzo de recoger los
kilos, noté un temblor inexplicable junto con el murmullo de tanta gente. Desde
entonces es uno de los puntos que más me pone los pelos de punta.
-C.D.P.N: ¿Piensas que el ser costalero es un trabajo de "ser más
que nadie" por llevar a tu titular o, por el contrario, piensas que el
costalero debe ser sufridor, humilde y callado?
-J.M.H: El costalero
debe ser una persona humilde, trabajadora, obediente con las órdenes de su
capataz. Está claro que habrá mejores y peores costaleros, pero esto es un
trabajo en equipo, y todo funciona si el grupo funciona. Yo valoro mucho más a
un nazareno que se tira doce horas acompañando a sus titulares en su estación
de penitencia, que ir debajo del paso.
-C.D.P.N: Técnicamente hablando, ¿cómo te gusta la ropa hecha; altura
de la visera, ancho, estrecho, de saco, de
arpillera, de manta…?
-J.M.H: A mí me gustan
las telas finas con saco o arpillera más gorda. La visera debe ir ajustadita a
la altura de las cejas. Y sobre el tema del ancho, no me gustan las ropas
estrechas, ya que se trabajaría mal, ni ropas anchas porque no llegaría al
palo.
-C.D.P.N: Puestos a elegir, ¿con qué dinastía de capataces te
quedarías? ¿Por qué?
-J.M.H: No tengo
preferencia por ninguna dinastía de capataces. Soy una persona muy observadora,
y me gusta ver lo bueno y lo malo de cada uno. Pienso que es la mejor forma de
aprender.
-C.D.P.N: Y ahora antes de comenzar con tu otra faceta cofrade, la de
capataz, vamos a soñar un poco… ¿En qué cofradía te
gustaría salir de costalero?
-J.M.H: Si tuviera que
elegir, me volvería a meter debajo de La Dolorosa de Santiago. Viendo a la
cuadrilla, el ambiente, las ganas y el buen hacer de la gente, me gustaría
disfrutar con ellos otra vez. Desde fuera se ve totalmente distinto a cómo se
vive debajo.
-C.D.P.N: ¿En qué momento decides ponerte al frente de una cuadrilla?
¿Qué o quién te lleva a tomar tal decisión tan
responsable y a la vez bonita?
-J.M.H: En el momento
en que nos quedamos sin capataz, me propusieron coger el martillo. En un
principio me negué, puesto que pensaba que podría desempeñar mejor función como
costalero, pero al ver la negativa de varios capataces a los que se lo dijeron,
tomé la decisión de salirme fuera y crear un proyecto de futuro.
-C.D.P.N:
Como todos sabemos eres capataz del paso de palio de Nuestra Señora de los
Dolores de Santiago. ¿Qué es para ti poder tener en tus manos el martillo de
tal paso?
-J.M.H: Aunque parezca
un poco repetitivo, “responsabilidad” es la palabra que mejor lo define. Para
mí ser capataz no es sólo tocar el martillo y decir “venga de frente”. Este
trabajo engloba muchas más cosas para que salga todo como debe.
-C.D.P.N: Ahora te vamos a hacer una pregunta un poco comprometedora:
¿En qué cofradía disfrutas más? ¿Con cuál te sientes más identificado?
-J.M.H: Me quedo con
las dos. Salir de costalero en el misterio de San Gonzalo es una gozada, y
aunque te pone de vuelta y media, se disfruta de verdad. Y como capataz en La
Dolorosa, estoy muy orgulloso del buen ambiente, las ganas y lo que disfruta mi
cuadrilla de la que estoy tan agradecido.
-C.D.P.N: Desde el punto de vista como capataz, ¿qué consejo les
darías a los jóvenes de quince y dieciséis años que acuden a las igualás a
pedir trabajo?
J.M.H: Pues les diría,
creo que como la mayoría de los que empezamos muy jovencillos, que se esperasen
un poquito, que hay muchos años por delante. Me gustaría que hubiese más cruces
de mayo y pasos de gloria poco pesados, para que se soltasen poquito a poco y
no perdiesen la ilusión y la afición por este mundillo.
-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar delante de los pasos
a lo largo de tu trayectoria como capataz?
-J.M.H: Me acuerdo en
mi primer año como capataz, por la calle Lirio de vuelta, después de pasar
varios años difíciles, que tocaba relevo y vi la disposición de la gente. Tanto
los que entraban, como los que salían de relevo, estaban con ganas de más. El
buen ambiente que se respiraba y la satisfacción del trabajo bien hecho, me
ilusionó de tal manera, que lo recordaré siempre.
-C.D.P.N: En aspectos generales, ¿qué opinión te merece que aún haya
cofradías que cogen al primero que se les pasa por la
cabeza y le nombran capataz? ¿Crees que una persona de buenas a primeras puede ser nombrada capataz o que debería empezar como
auxiliar de algún maestro del
martillo?
-J.M.H: Yo pasé
directamente de costalero a capataz, sin pasar por auxiliar de nadie antes. Creo
que lo importante es tener las cosas claras y saber lo que estás haciendo. Como
dije antes, un capataz no es sólo tocar el martillo y decir “venga de frente”,
al igual que un costalero no es sólo ponerse el costal y meterse debajo. Esa es
la primera equivocación de muchos. La función del capataz engloba las igualás,
calzar bien el paso, enseñar a la cuadrilla técnica de levantar, arriar, fijar
un costero, ser consciente de la cuadrilla que llevas para saber hasta dónde
puedes exigir… En definitiva, que esto no es un juego.
-C.D.P.N: Pues esto es todo Jesús. Muchísimas gracias por tu
colaboración con nuestro blog. Un fuerte abrazo y a seguir siempre de frente.
-J.M.H: Un placer poder
participar en vuestro blog y hacer que sigamos disfrutando de este mundo de las
cofradías que tanto nos gusta. Un saludo.
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