miércoles, 6 de marzo de 2013

Ciclo de entrevistas a capataces y costaleros: Juan Luis Huertas Díaz

Hoy nos disponemos a llevar a cabo la que es ya la décimo primera entrevista del ciclo dedicado a capataces y costaleros de nuestra Semana Santa. En esta ocasión tenemos el honor de tener con nosotros a uno de los maestros del martillo: Juan Luis Huertas Díaz. Se trata de uno de los maestros de nuestra ciudad, gran conocedor de este bonito mundo. También tiene una gran experiencia como costalero aunque en la actualidad por problemas debidos a lesiones, solo ejerce como hombre de negro… En definitiva un gran capataz donde los haya, que cuida y sabe ganarse a su gente.
 
 
-Cruces de Pasiones Nazarenas: Bienvenido a nuestro ciclo de entrevistas, Juan Luis.
-Juan Luis Huertas Díaz: Antes de desarrollar esta entrevista, dejarme agradecer el que os acordéis de mí para poner de manifiesto mi tremenda pasión hacia este mundo del martillo, del costal y de las trabajaderas. Se de antemano que podré cometer algún que otro error, o incluso muchos no estarán de acuerdo con lo que os contaré, pero lo que sí puedo asegurar es que lo que aquí leeréis ha salido dessde el corazón y está dicho desde la verdad, una verdad que he aprendido en los más de veinticinco años de duro trabajo tanto dentro como fuera de los pasos. Espero que os guste.
-C.D.P.N: En primer lugar vamos a analizar tus andaduras como costalero en el pasado y posteriormente, tu labor como capataz.
¿Dónde haces tus primeras chicotás? ¿A qué se debió la decisión de meterte debajo de un paso con tu costal? ¿Por qué en ese paso y no en otro?

-J.L.H.D: MI primer contacto con el mundo de los costaleros fue bajo las trabajaderas del Cristo de la Piedad, corría el año 1988. Esa decisión se debió a que desde pequeño veía ensayar los pasos por mi barrio, y en el Cristo de la Piedad, concretamente, estaba en su cuadrilla un vecino mío, el cual después de presenciar muchos ensayos, me animó a formar parte de su cuadrilla. Realmente, no me fijé en más, creo que esa experiencia de contemplar por las calles a ese grupo de costaleros, me hizo meterme, arropado por la amistad de amigos de la infancia.
-C.D.P.N: ¿Qué piensas que es necesario debajo de un paso además de la fe en quien llevas arriba?
-J.L.H.D: Hay un circulo imprescindible de factores a la hora de meterse debajo de un paso, por un lado es la FE y la espiritualidad, verdadero significado de este maravilloso trabajo. Por otro la AFICIÓN que  engancha a continuar en esto, envuelta en una ofrenda de nobleza que te hace crecerte y olvidar los malos momentos. Y también la CONDICIÓN FÍSICA, importantísima para hecer este trabajo con la verdad por delante, que aliñada con la TÉCNICA, afianzarán los cimientos del rendimiento adecuado y eficaz de una brillante y larga trayectoria como costalero.

-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar debajo de los pasos a lo largo de tu trayectoria como costalero?
-J.L.H.D: Tengo muchísimas después de casi veinticinco años trabajando en multitud de pasos, pero hay una que conté el Pregón del Costalero, que sucedió cuando ingresé en la cuadrilla de costaleros del paso de Misterio de Ntro Padre Jesús de la Redención en el beso de Judas. En el primer ensayo en el participé, el capataz me dijo que me metiera en la última trabajadera a fijar al patero. Una vez dentro, el “tio” que llevaba el zanco se me queda mirando y me dice sin mediar antes ninguna palabra...”No se quien leches dijo esto, pero yo sólo quiero que me des un punto de apoyo y juntos moveremos el mundo”, imagina la cara que se me quedó. Para aclarar el tema me dijo después...”Pon tu pierna junto a la mía, fuerte, y no la separes por nada en el mundo”.
En ese ensayo trabajé con tal ganas que al pasar las chicotás me volvió a decir....”Manchego, no lo busques...que te llegue”, y es que estaba dejando colgada a toda la trasera del barco de Ntro Padre Jesús de la Redención, pues pasado ese ensayo, y una vez igualado correctamente epude comprobar que había estado trabajando dos palos por detrás. Lo que si os puedo asegurar es que tal era la ilusión que tenía que el paso no me pesaba.

-C.D.P.N: ¿Piensas que el ser costalero es un trabajo de "ser más que nadie" por llevar a tu titular o, por el contrario, piensas que el costalero debe ser sufridor, humilde y callado?
-J.L.H.D: En todo costalero debe existir una mezcla de bravura y nobleza que te hace “engorilarte” y crecerte en el ánimo, pues estamos en un sitio privilegiado. Esa sensación, debe hacernos “importantes para nosotros mismos”, pero la condición de sufrimiento y de humildad debe ser la esencia del buen costalero. Pensar que si somos capaces de dar todo de nosotros mismos al resto de la cuadrilla, y el resto lo hace contigo, el mundo se moverá sobre elegantes andares costaleros.

-C.D.P.N: Técnicamente hablando, ¿cómo te gusta la ropa hecha; altura de la visera, ancho, estrecho, de saco, de arpillera, de manta…?
-J.L.H.D: La ropa debe estar en su sitio, para eso iguala el capataz en un determinado punto, que es donde el cuerpo soporta una mayor resistencia a la presión que ejerce el peso del paso. Por eso es vital que el costalero se ajuste la ropa en ese determinado sitio.
Es fundamental que el costalero se conciencie que la ropa es su herramienta de trabajo. De su buena hechura dependeará que el trabajo sea más o menos eficaz. Por tanto la visera deberá ajustarse a la parte superior de los ojos, para que no se desplaze hacia atrás y el trabajo caiga más de la cuenta.
En cuanto a ancho o estrecho, a mi me gusta la ropa que caiga en su sitio, que es donde igualo. Es lo que pido a mi gente, y sobre todo que ellos se sientan cómodos y no engañen a sus compañeros.
En cuanto su composición, personalmente me gustan los costales, como antes te decía, que te hagan sentir cómodo en el trabajo. En los años de experiencia creo que los que mejor desempeñan esta función son los de saco de arpillera de una sola trama y la tela más adecuada es la que lleva un porcentaje de algodón alto, también vale aliñarla con algo de acrílico para darle más resistencia.
-C.D.P.N: Puestos a elegir, ¿con qué dinastía de capataces te quedarías? ¿Por qué?
-J.L.H.D: Soy poco de dinastías, creo que porque una o dos personas de una misma familia sean buenos capataces, no implica que ya todos sean igual de buenos. Aun así influye que si dentro de casa ves como hay que hacer las cosas en esto de mandar pasos, es lógico que algo se aprenda.
-C.D.P.N: Y ahora antes de comenzar con tu otra faceta cofrade, la de capataz, vamos a soñar un poco… ¿En qué cofradía te gustaría salir de costalero aunque ya por motivos mencionados previamente no puedas?
-J.L.H.D: Gracias a Dios he salido en los pasos que más me han atraido y que mis condiciones morfológicas me  han permitido, en ellos me he sentido costalero de verdad. Si bien es cierto que tengo la espinita clavada de no haber podido sacar al Señor de Triana, al CACHORRO. Pasear al Stmo Cristo de la Expiración un Viernes Santo, cuando la tarde se hace tibia y la luz se apaga, es ser testigo privilegiado de la última bocanada de vida del mismo Hijo de Dios.
-C.D.P.N: ¿En qué momento decides ponerte al frente de una cuadrilla? ¿Qué o quién te lleva a tomar tal decisión tan responsable y a la vez bonita?

-J.L.H.D: Fue en el año 1.991 cuando vestí por vez primera un terno negro. La persona que me dió la alternativa fue Juan Carlos Naranjo delante del paso de María Stma del Consuelo. Os aseguro que al pasar el paso por la Plaza Mayor a los sones de Amargura, me di cuenta de lo hermoso que es ver el rostro de Nuestra Madre cara a cara, mecida por buenos costaleros.
Unos pocos añor más tarde asumí la responsalibilidad de la cuadrilla de Ntro Padre Jesús de la Bondad, ya como capataz. Sin duda fue una las más preciosas experiencias que he vivido en mi vida, pues esa cuadrilla era el reflejo de mi personalidad y de mi forma de entender un paso en la calle.
-C.D.P.N: Como todos sabemos eres capataz del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno y también del Nazareno de Miguelturra. ¿Qué es para ti poder tener en tus manos el martillo de ambos pasos?
-J.L.H.D: El estar al frente de estas cuadrillas es el reto diario de la evolución en cuanto a mis inquietudes en el mundo del martillo del costal y la trabajadera.
La responsabilidad es tremenda, pues cada una tiene su impronta y su personalidad. En ellas confluyen todas las formas de expresión de un paso de Cristo en la calle, ya sea en el plano musical como en la forma de andar. 

No hay más que ver la dulce mecía del Señor de la Ciudad, cuando la luna de la noche del Parasceve se asona para verlo cargar con la cruz, o cuado el Domingo de Pasión acaricia la piel de nuestras calles, con los andares sobre los pies que son de cante grande. Esa cuadrilla, mi cuadrilla, es la que hace que cada día me ilusione más el trabajar por mi Hermandad para hacerla más íntegra y vedadera en lo que representa por las calles.
En Miguelturra, uno roza el pleno de su orgullo al ver a sus amigos fajarse en el duro trabajo de sacar el Sagrario itinerante que porta al Dios Moreno de la Plazuela de las Monjas, dando en cada chicotá una lección de saber hacer costalero, tanto en septiembre a los sones de la Agrupación, como la tarde del Jueves Santo que se crece cada chicotá ante el brillo de los toques de las cornetas y tambores.. Ahí tengo a muchos de los míos.
-C.D.P.N: Ahora te vamos a hacer una pregunta un poco comprometedora: ¿En qué cofradía disfrutas más? ¿Con cuál te sientes más identificado?
-J.L.H.D: Te aseguro que no es ningún problema el responder. Todos los que me quieren, saben donde está mi sitio, saben lo que me ilusiona y me pone la piel de gallina, cuando en la soledad de una tarde cuaquiera veo el resultado del trabajo planeado y expresado en la calle.

Mi paso es el Nazareno, el del SEÑOR DE LA CIUDAD, en él pongo todo mi entusiasmo y mis desvelos. Procuro impregnar a todos los que me acompañan de esa tremenda ilusión que es verlo salir año tras año. No en vano entré en esta Hermandad cuando apenas si tenía penitentes y el paso lo empujábamos a ruedas. Hoy, y después de mucho trabajo, podemos estar muy orgullosos de lo que hemos hecho.
También es cierto que con mi gente de Migueturra me siento arropado y entendido en mis formas de hacer las cosas, y eso se ve tanto en la calle, como en la relación de amistad que me une a muchos de ellos.
-C.D.P.N: Desde el punto de vista como capataz, ¿qué consejo les darías a los jóvenes de quince y dieciséis años que acuden a las igualás a pedir trabajo?
-J.L.H.D: Que tengan la paciencia suficiente para esperar a estar en plenitud de falcutades físicas y psíquicas. Que meterse debajo de un paso requiere de unas condiciones que si las aceleramos pueden desembocar en lesiones que acorten nuestra vida como costaleros.
Por supuesto les diría que sepan en que manos se ponen. Es muy importante el que los responsables de las cuadrillas, los capataces, tengan la suficiente formación y personalidad para saber si esos jóvenes están preparados y por supuesto formarlos técnicamente de una manera adecuada, sin olvidarse NUNCA que el sacar pasos es un acto de compromiso y de FE.

-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar delante de los pasos a lo largo de tu trayectoria como capataz?
-J.L.H.D: El primer año al frente de la cuadrilla del NAZARENO, recuerdo que teníamos el antiguo paso cuyos respiraderos no sevían para que los costaleros vieran, por lo tanto iban ciegos. Teniendo en cuenta que el andar del SEÑOR era muy largo, cuando un patero no se llamaba en condiciones y lo hacía de forma brusca, el paso literalmente se cruzaba en la calle, por lo que el que no mandaba en ese momento y los contraguías teníamos que sujetar los costeros, apoyándonos en la zambrana. Después de algunas chicotás, ya fijaban hasta los manigueteros, lo cual trajo consigo la casi rotura de las propias maniguetas. Desde ese momento dije que no sacaría más un paso en el que los costaleros no tuvieran un punto de referencia, más o menos estenso, de visibilidad.
-C.D.P.N: En aspectos generales, ¿qué opinión te merece que aún haya cofradías que cogen al primero que se les pasa por la cabeza y le nombran capataz? ¿Crees que una persona de buenas a primeras puede ser nombrada capataz o que debería empezar como auxiliar de algún maestro del martillo?

-J.L.H.D: Por supuesto que no. Cualquiera no sirve para asumir la responsabilidad de sacar un paso a la calle. Algunas veces se cometen auténticas barbaridades en este aspecto.

Las Juntas de Gobierno, a mi modo de ver, deben pensar que el sacar a la calle su paso con  una cuadrilla de costaleros, requiere de antemano, de algunas consideraciones que se deben de dar para que esta decisión no acabe en un tremendo fracaso. En primer lugar deben elegir a una persona que sepa lo que tiene entre manos y además lo lleve a cabo con la repercusión que quiere esa Hermandad. Después se deben de tener los suficientes medios fisicos como para que el trabajo sea lo más adecuado y eficaz posible, en referencia a parihuelas, pasos, infraestructuras, etc. También debe tener una sólida base de costaleros, ya sean de la propia Hermandad o gente del propio capataz que aseguren el exito de la salida.

Pero es fundamental que la persona que asume esta responsabilidad, este firmemente preparada, porque de no estarlo, estaría jugando con la salud de unas personas que se meten debajo de un paso, y eso es MUY SERIO.

A lo que me preguntas de que si deben primero ponerse a las órdenes de algun maestro, pues decirte que sí, aunque hay que ver primero como es ese maestro, porque a lo mejor no lo es tanto y resulta que empeoramos la situación, dejando en manos de “maestros” algunas cofradías que no conocen, y el resultado es que el aprendiz nunca llega a cumplir las expectativas, porque ni siquiera las cumple el maestro.
-C.D.P.N: Pues esto es todo Juan Luis. Muchísimas gracias por tu colaboración con nuestro blog. Un fuerte abrazo y "vámonos de costero que así es como acunaria la Virgen al Nazareno".

-J.L.H.D: Gracias a vosotros y espero que os resulte interesante. ¡FUERTE P´ARRIBA!

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