miércoles, 13 de marzo de 2013

Ciclo de entrevistas a capataces y costaleros: Marcelino Abenza Corral

Hoy nos disponemos a llevar a cabo la que es ya la última entrevista del ciclo dedicado a capataces y costaleros de nuestra Semana Santa. En esta ocasión tenemos el honor de tener con nosotros a uno de los maestros del martillo: Marcelino Abenza Corral. Comenzamos este ciclo con su hijo y no podíamos pasar la oportunidad de cerrarlo con él; un maestro de maestros. Desde el primer momento sabíamos que teníais que estar los dos presentes en estas entrevistas, pues constituís una gran dinastía de capataces. Muchos son los motivos que nos llevaron a tal decisión pero por encima de todo prevaleció la gran amistad que nos une a vosotros y la gran capacidad de conocimiento de este bonito mundo que tenéis.
 
-Cruces de Pasiones Nazarenas: Bienvenido a nuestro ciclo de entrevistas, Marcelino.
-Marcelino Abenza Corral: Gracias a vosotros por contar conmigo para este ciclo de entrevistas.
-C.D.P.N: En primer lugar vamos a analizar tus andaduras como costalero en el pasado y posteriormente, tu labor como capataz.
¿Dónde haces tus primeras chicotás? ¿A qué se debió la decisión de meterte debajo de un paso con tu costal? ¿Por qué en ese paso y no en otro?
-M.A.C: Mis primeras chicotas las hago en el paso de Pilatos en 1970 en la primera cuadrilla de costaleros no asalariados, tenía 21 años. La decisión de meterme debajo del paso fue porque la Hermandad quería ponerle ruedas. Pero a costal mis primeras chicotas fueron el paso de La Soledad en su primera salida con costaleros en el 1981, con 32 años.
Al ser el único paso a costal, no se podía elegir otro paso. Además me encargué de formar la cuadrilla y tenía que probar como se trabajaba con el costal.

-C.D.P.N: ¿Qué piensas que es necesario debajo de un paso además de la fe en quien llevas arriba?
-M.A.C: Debajo de un paso además de la fe en lo que llevas arriba debes tener un mínimo de cualidades propias del costalero, como son; tener afición a sacar pasos, trabajar en silencio y relajado, donde se te coloque y ayudando siempre a los de al lado, tener capacidad de aguante y sacrificio a la presión del trabajo, del dolor y del cansancio. Sobre todo acoplarte a la cuadrilla y confianza plena en quien iguala y manda que es el capataz.
-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar debajo de los pasos a lo largo de tu trayectoria como costalero?

-M.A.C: Como anécdota curiosa me gustaría contar que con el primer paso a costal que fue la Soledad, como dije antes, en su primera salida. Por lo que sabíamos entonces, se recomendaba ir bien fajados que es como mejor se trabaja y evitar accidentes. Se hablo de distintos tipos de fajas que se debían usar, y ahí quedo la cosa. Como en aquella época no existían los relevos porque la gente no los quería, en dos sitios determinados se salía toda la cuadrilla a orinar en un bar y cuando estábamos entrando en fila para pasar al baño vimos a un compañero con la toda la ropa por las rodillas casi totalmente desnudo. Y es que se había puesto una faja de lencería de su madre de cuerpo entero, incluido el sujetador. Pero es que resulta que comentando con los demás, más de uno se había puesto una faja “turbo” adelgazante de su madre, que se estilaban por aquella época.
 -C.D.P.N: ¿Piensas que el ser costalero es un trabajo de "ser más que nadie" por llevar a tu titular o, por el contrario, piensas que el costalero debe ser sufridor, humilde y callado?
-M.A.C: El costalero, yo pienso, que en cierta medida debe sentirse único, pues pasea al Señor y a su Madre. Además de sentirse poderoso y potente, en su justa medida, y esa energía emplearla en un trabajo bien hecho. Porque el que sea sufrido, humilde y callado se da por hecho que es imprescindible.
-C.D.P.N: Técnicamente hablando, ¿cómo te gusta la ropa hecha; altura de la visera, ancho, estrecho, de saco, de arpillera, de manta…?

-M.A.C: El costal me gusta muy usado y suave la tela, la arpillera la antigua de toda la vida para que se ajuste bien y una morcilla adecuada en dimensiones y grosor.
-C.D.P.N: Puestos a elegir, ¿con qué dinastía de capataces te quedarías? ¿Por qué?
-M.A.C: La dinastía de capataces que me quedaría hoy en día es la de los Villanueva, por su forma de mandar, llevar los pasos y trabajar las Cofradías. Aunque desde que empecé a conocer la Semana Santa de Sevilla me ha gustado la familia Ariza y también he tenido la suerte de conocer y ver mandar a grandes capataces como Luis León, Jesús Basterra y Manuel Santiago.
-C.D.P.N: Y ahora antes de comenzar con tu otra faceta cofrade, la de capataz… ¿en qué cofradía te hubiera gustado salir de costalero y no has podido?
-M.A.C:  Me hubiera gustado salir de costalero en el Cautivo de Santa Genoveva, porque me impresiono su sencillez y su manera de andar largo y reposado.
 -C.D.P.N: ¿En qué momento decides ponerte al frente de una cuadrilla? ¿Qué o quién te lleva a tomar tal decisión tan responsable y a la vez bonita?

-M.A.C: Decido ponerme al frente de una cuadrilla cuando mi hermano José María deja los martillos, yo no reunía condiciones, pero tenía el apoyo incondicional de las dos primeras cuadrillas que mandé y el beneplácito de las Hermandades. Eso fue lo que me animo a hacerme cargo de los pasos.
-C.D.P.N: Como muchos sabemos eres capataz, junto con tu hijo, de Ntro. Padre Jesús de las Penas, Ntra. Sra. de la Soledad, la Virgen del Carmen, Santa Teresa y la Virgen del Valle de Aldea del Rey, y en esas cofradías la gente que llevas, en muchas ocasiones, es prácticamente la misma. ¿Te gusta tener a tu gente o eres de los que dicen que cada cuadrilla es para su hermandad? ¿Por qué?
-M.A.C: Como bien dices soy capataz junto con mi hijo y en las cinco cofradías que sacamos en algunas ocasionas es la misma o casi la misma gente. Bueno, para empezar, la gente que viene son compañeros de cuadrilla de mi hijo o amigos que aporta él, ósea que viene por él. Pero también hay otros que viene por la cofradía como es el caso de la Virgen del Valle, como también en las Penas y en la Soledad. Respecto al Carmen y Santa Teresa es distinto.
Yo concibo que en las cuadrillas tienes que tener una base de gente conocida y de confianza que tenga mucha afición, que sean conocedores de todos los detalles y trabajos que se deben realizar y disfruten haciéndolo. Luego el resto de costaleros, se entiende que son de la Hermandad, se tiene que adaptar a los modos y maneras de la cuadrilla que en definitiva es el carácter que los capataces quieren dar al paso y a la cuadrilla. Por supuesto siempre con el beneplácito de la Junta de Gobierno de la Hermandad.

-C.D.P.N: Ahora te vamos a hacer una pregunta un poco comprometedora: ¿En qué cofradía disfrutas más? ¿Con cuál te sientes más identificado?
-M.A.C: Quiero que se me entienda bien, disfruto igual con las cinco Cofradías, pero hay algo especial con la Virgen del Valle de Aldea del Rey. Sera que como es la patrona del pueblo y la gente, costaleros, público, la hermandad, la banda de música, todos colaboran al máximo y al pueblo le gusta como la llevamos; disfrutan mucho y se emocionan.
Identificado también me siento con todas, pero las Hermandades de Pasión y sobre todo las que tenemos la suerte de llevar Las Penas y la Soledad, imprimen otro carácter mucho más primario.
-C.D.P.N: Desde el punto de vista como capataz, ¿qué consejo les darías a los jóvenes de quince y dieciséis años que acuden a las igualás a pedir trabajo?
-M.A.C: Con 15 o 16 no deben ser costaleros en pasos de Semana Santa o de Gloria, para eso están las Cruces de Mayo. Yo les recomendaría que asistan a las igualas y así les va contando. Como si el capataz ve conveniente, por las dotes físicas del muchacho y sabiendo que lo coloca entre gente de confianza, siempre con el permiso de sus padres, podría ensayar o incluso hacer algún relevo en la procesión.

-C.D.P.N: ¿Qué anécdota destacaría de tu caminar delante de los pasos a lo largo de tu trayectoria como capataz?
-M.A.C: Delante de los pasos he tenido muchas anécdotas y me es difícil destacar alguna en particular. Pero contaré que el único año que lleve a Pilatos lo hice porque el capataz estaba en la “mili” y no pudo venir a Ciudad Real. Bueno, pues subiendo por la calle Cuchillería,. Como era cuesta arriba nunca quisimos para en mitad de la cuesta, lo llevábamos a gala porque el primer año, los profesionales, nos asustaron diciendo que del esfuerzo de hacer la cuesta del tirón orinaríamos sangre. Y al llegar al final de la cuesta siempre un costalero con “güasa” pedía el cubo de la sangre. Y la anécdota viene, cuando al doblar la esquina de Cuchillería con Ruiz Morote estaba allí parado el paso de la Santa Cena y yo hice la esquina como Dios manda y deje el paso de Pilatos a menos de medio metro de la Santa Cena que apenas cabía para tocar el llamador. Y toda la cofradía, que no iban más de ocho penitentes, espachurrada a los lados incluida la banda.
-C.D.P.N: En aspectos generales, ¿qué opinión te merece que aún haya cofradías que cogen al primero que se les pasa por la cabeza y le nombran capataz? ¿Crees que una persona de buenas a primeras puede ser nombrada capataz o que debería empezar como auxiliar de algún maestro del martillo?
-M.A.C: Cada hermandad es muy libre de nombrar al capataz que quiera, el tiempo luego dirá si acertaron o no.

-C.D.P.N: Pues esto es todo Marcelino. Muchísimas gracias por tu colaboración con nuestro blog. Un fuerte abrazo a seguir siempre de frente y que los años nos mantengan fuertes por mucho tiempo.
-M.A.C: Gracias a vosotros por contar conmigo para el cierre del ciclo de entrevistas.  Y espero que se de vuestro agrado y del de los lectores.

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