Hoy nos disponemos a llevar a cabo la que es ya la última entrevista
del ciclo dedicado a capataces y costaleros de nuestra Semana Santa. En esta
ocasión tenemos el honor de tener con nosotros a uno de los maestros del
martillo: Marcelino Abenza Corral. Comenzamos este ciclo con su hijo y no
podíamos pasar la oportunidad de cerrarlo con él; un maestro de maestros. Desde
el primer momento sabíamos que teníais que estar los dos presentes en estas
entrevistas, pues constituís una gran dinastía de capataces. Muchos son los
motivos que nos llevaron a tal decisión pero por encima de todo prevaleció la
gran amistad que nos une a vosotros y la gran capacidad de conocimiento de este
bonito mundo que tenéis.
-Cruces de Pasiones
Nazarenas: Bienvenido a nuestro ciclo de entrevistas, Marcelino.
-Marcelino Abenza Corral: Gracias a vosotros por contar conmigo para
este ciclo de entrevistas.
-C.D.P.N: En primer lugar
vamos a analizar tus andaduras como costalero en el pasado y posteriormente, tu labor como capataz.
¿Dónde haces tus primeras
chicotás? ¿A qué se debió la decisión de meterte debajo de un paso con tu costal? ¿Por qué en ese paso y no en otro?
-M.A.C: Mis primeras chicotas las hago en el paso de Pilatos en 1970
en la primera cuadrilla de costaleros no asalariados, tenía 21 años. La
decisión de meterme debajo del paso fue porque la Hermandad quería ponerle
ruedas. Pero a costal mis primeras chicotas fueron el paso de La Soledad en su
primera salida con costaleros en el 1981, con 32 años.
Al ser el único paso a costal, no se podía elegir otro paso. Además me
encargué de formar la cuadrilla y tenía que probar como se trabajaba con el
costal.
-C.D.P.N: ¿Qué piensas
que es necesario debajo de un paso además de la fe en quien llevas arriba?
-M.A.C: Debajo de un paso además de la fe en lo que llevas arriba
debes tener un mínimo de cualidades propias del costalero, como son; tener
afición a sacar pasos, trabajar en silencio y relajado, donde se te coloque y
ayudando siempre a los de al lado, tener capacidad de aguante y sacrificio a la
presión del trabajo, del dolor y del cansancio. Sobre todo acoplarte a la
cuadrilla y confianza plena en quien iguala y manda que es el capataz.
-C.D.P.N: ¿Qué anécdota
destacaría de tu caminar debajo de los pasos a lo largo de tu trayectoria como
costalero?
-M.A.C: Como anécdota curiosa me gustaría contar que con el primer
paso a costal que fue la Soledad, como dije antes, en su primera salida. Por lo
que sabíamos entonces, se recomendaba ir bien fajados que es como mejor se
trabaja y evitar accidentes. Se hablo de distintos tipos de fajas que se debían
usar, y ahí quedo la cosa. Como en aquella época no existían los relevos porque
la gente no los quería, en dos sitios determinados se salía toda la cuadrilla a
orinar en un bar y cuando estábamos entrando en fila para pasar al baño vimos a
un compañero con la toda la ropa por las rodillas casi totalmente desnudo. Y es
que se había puesto una faja de lencería de su madre de cuerpo entero, incluido
el sujetador. Pero es que resulta que comentando con los demás, más de uno se
había puesto una faja “turbo” adelgazante de su madre, que se estilaban por
aquella época.
-C.D.P.N: ¿Piensas que el ser costalero es un
trabajo de "ser más que nadie" por llevar a tu titular o, por el
contrario, piensas que el costalero debe ser sufridor, humilde y callado?
-M.A.C: El costalero, yo pienso, que en cierta medida debe sentirse
único, pues pasea al Señor y a su Madre. Además de sentirse poderoso y potente,
en su justa medida, y esa energía emplearla en un trabajo bien hecho. Porque el
que sea sufrido, humilde y callado se da por hecho que es imprescindible.
-C.D.P.N: Técnicamente
hablando, ¿cómo te gusta la ropa hecha; altura de la visera, ancho, estrecho, de saco, de arpillera, de manta…?
-M.A.C: El costal me gusta muy usado y suave la tela, la arpillera la
antigua de toda la vida para que se ajuste bien y una morcilla adecuada en
dimensiones y grosor.
-C.D.P.N: Puestos a
elegir, ¿con qué dinastía de capataces te quedarías? ¿Por qué?
-M.A.C: La dinastía de capataces que me quedaría hoy en día es la de
los Villanueva, por su forma de mandar, llevar los pasos y trabajar las
Cofradías. Aunque desde que empecé a conocer la Semana Santa de Sevilla me ha
gustado la familia Ariza y también he tenido la suerte de conocer y ver mandar
a grandes capataces como Luis León, Jesús Basterra y Manuel Santiago.
-C.D.P.N: Y ahora antes
de comenzar con tu otra faceta cofrade, la de capataz… ¿en qué cofradía te
hubiera gustado salir de costalero y no has podido?
-M.A.C: Me hubiera gustado
salir de costalero en el Cautivo de Santa Genoveva, porque me impresiono su
sencillez y su manera de andar largo y reposado.
-C.D.P.N: ¿En qué momento decides ponerte al
frente de una cuadrilla? ¿Qué o quién te lleva a tomar tal decisión tan responsable y a la vez bonita?
-M.A.C: Decido ponerme al frente de una cuadrilla cuando mi hermano José
María deja los martillos, yo no reunía condiciones, pero tenía el apoyo incondicional
de las dos primeras cuadrillas que mandé y el beneplácito de las Hermandades.
Eso fue lo que me animo a hacerme cargo de los pasos.
-C.D.P.N: Como muchos sabemos eres capataz, junto con tu hijo, de
Ntro. Padre Jesús de las Penas, Ntra. Sra. de la Soledad, la Virgen del Carmen,
Santa Teresa y la Virgen del Valle de Aldea del Rey, y en esas cofradías la
gente que llevas, en muchas ocasiones, es prácticamente la misma. ¿Te gusta
tener a tu gente o eres de los que dicen que cada cuadrilla es para su
hermandad? ¿Por qué?
-M.A.C: Como bien dices soy capataz junto con mi hijo y en las cinco
cofradías que sacamos en algunas ocasionas es la misma o casi la misma gente.
Bueno, para empezar, la gente que viene son compañeros de cuadrilla de mi hijo
o amigos que aporta él, ósea que viene por él. Pero también hay otros que viene
por la cofradía como es el caso de la Virgen del Valle, como también en las
Penas y en la Soledad. Respecto al Carmen y Santa Teresa es distinto.
Yo concibo que en las cuadrillas tienes que tener una base de gente
conocida y de confianza que tenga mucha afición, que sean conocedores de todos
los detalles y trabajos que se deben realizar y disfruten haciéndolo. Luego el
resto de costaleros, se entiende que son de la Hermandad, se tiene que adaptar
a los modos y maneras de la cuadrilla que en definitiva es el carácter que los
capataces quieren dar al paso y a la cuadrilla. Por supuesto siempre con el
beneplácito de la Junta de Gobierno de la Hermandad.
-C.D.P.N: Ahora te vamos
a hacer una pregunta un poco comprometedora: ¿En qué cofradía disfrutas más?
¿Con cuál te sientes más identificado?
-M.A.C: Quiero que se me entienda bien, disfruto igual con las cinco Cofradías,
pero hay algo especial con la Virgen del Valle de Aldea del Rey. Sera que como
es la patrona del pueblo y la gente, costaleros, público, la hermandad, la banda
de música, todos colaboran al máximo y al pueblo le gusta como la llevamos;
disfrutan mucho y se emocionan.
Identificado también me siento con todas, pero las Hermandades de
Pasión y sobre todo las que tenemos la suerte de llevar Las Penas y la Soledad,
imprimen otro carácter mucho más primario.
-C.D.P.N: Desde el punto
de vista como capataz, ¿qué consejo les darías a los jóvenes de quince y
dieciséis años que acuden a las igualás a pedir trabajo?
-M.A.C: Con 15 o 16 no deben ser costaleros en pasos de Semana Santa o
de Gloria, para eso están las Cruces de Mayo. Yo les recomendaría que asistan a
las igualas y así les va contando. Como si el capataz ve conveniente, por las
dotes físicas del muchacho y sabiendo que lo coloca entre gente de confianza, siempre
con el permiso de sus padres, podría ensayar o incluso hacer algún relevo en la
procesión.
-C.D.P.N: ¿Qué anécdota
destacaría de tu caminar delante de los pasos a lo largo de tu trayectoria como
capataz?
-M.A.C: Delante de los pasos he tenido muchas anécdotas y me es
difícil destacar alguna en particular. Pero contaré que el único año que lleve
a Pilatos lo hice porque el capataz estaba en la “mili” y no pudo venir a
Ciudad Real. Bueno, pues subiendo por la calle Cuchillería,. Como era cuesta
arriba nunca quisimos para en mitad de la cuesta, lo llevábamos a gala porque
el primer año, los profesionales, nos asustaron diciendo que del esfuerzo de
hacer la cuesta del tirón orinaríamos sangre. Y al llegar al final de la cuesta
siempre un costalero con “güasa” pedía el cubo de la sangre. Y la anécdota
viene, cuando al doblar la esquina de Cuchillería con Ruiz Morote estaba allí
parado el paso de la Santa Cena y yo hice la esquina como Dios manda y deje el
paso de Pilatos a menos de medio metro de la Santa Cena que apenas cabía para
tocar el llamador. Y toda la cofradía, que no iban más de ocho penitentes,
espachurrada a los lados incluida la banda.
-C.D.P.N: En aspectos
generales, ¿qué opinión te merece que aún haya cofradías que cogen al primero que se les pasa por la cabeza y le nombran capataz? ¿Crees que
una persona de buenas a primeras
puede ser nombrada capataz o que debería empezar como auxiliar de algún maestro del martillo?
-M.A.C: Cada hermandad es muy libre de nombrar al capataz que quiera,
el tiempo luego dirá si acertaron o no.
-C.D.P.N: Pues esto es
todo Marcelino. Muchísimas gracias por tu colaboración con nuestro blog. Un
fuerte abrazo a seguir siempre de frente y que los años nos mantengan fuertes
por mucho tiempo.
-M.A.C: Gracias a vosotros por contar conmigo para el cierre del ciclo
de entrevistas. Y espero que se de
vuestro agrado y del de los lectores.
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